Los autores de este procedimiento, dirigidos por Takayuki Nakagawa, provaron el gel con 25 pacientes que contenían sordera súbita y que no respondieron al anterior tratamiento que tuvieron, es decir, con gluticosteroides sistémicos.
Nakagawa explicó lo siguiente: "Los resultados indicaban que la aplicación tópica de IGF1 utilizando hidrogeles de gelatina era segura y tenía una eficacia equivalente o superior a la terapia de oxígeno hiperbárico que se utilizaba como control; esto sugiere que la eficacia de la aplicación tópica de IGF1 debería seguir evaluándose en ensayos clínicos".
Después de 3 meses de tratamiento, casi el 50% de los pacientes, habían mejorado. Además se pudo apreciar que dicho tratamiento no presento secuelas.
Nakagawa, concluyó diciendo lo siguiente:"aunque la aplicación de glucocorticoides sistémicos da lugar a una recuperación de la audición en algunos pacientes con el trastorno, aproximadamente el 20 por ciento no muestra recuperación. La aplicación tópica de IGF1 utilizando hidrogeles de gelatina no es bien tolerada y podría ser eficaz para estos pacientes".
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